
Banco Nación y Municipalidad de La Falda: ¿complicidad o negligencia?
En la audiencia pública celebrada ayer en La Falda, quedó en evidencia una preocupante realidad que muchos vecinos venían denunciando hace tiempo: la falta de transparencia y el evidente favoritismo que existe entre la Municipalidad y ciertos «grandes contribuyentes«, como es el caso del Banco Nación.
Durante el debate sobre posibles aumentos impositivos a grandes empresas para enfrentar la profunda crisis económica y sanitaria que vive la ciudad, la Municipalidad filtró datos llamativos. Mientras bancos privados como el Santander declaran pagar alrededor de 13 millones de pesos en impuestos locales, el Banco Nación –de propiedad estatal– solo tributa cerca de 3 millones, según sus propias declaraciones juradas. Esta diferencia no solo es llamativa, sino que roza lo ridículo y despierta serias dudas.
A pesar de este evidente desbalance, cuando vecinos y vecinas reclamaron que se aumenten los impuestos al Banco Nación, el Municipio no solo se negó rotundamente, sino que salió en defensa del banco con tecnicismos, excusas y justificaciones burocráticas. Argumentaron que aumentarles los tributos sería “injusto” y que confiaban plenamente en las cifras presentadas por el banco.
La pregunta es inevitable: ¿qué arreglos existen entre la Municipalidad de La Falda y el Banco Nación? ¿Quién se beneficia realmente con este tipo de trato preferencial? Mientras los comercios locales y los vecinos deben afrontar tarifas elevadas y constantes aumentos, este banco estatal parece operar con un manto de impunidad que resulta inaceptable.
Como si fuera poco, el mismo intendente dejó en claro que el Banco Nación habría amenazado con cerrar su sucursal si se les aplicaban mayores cargas impositivas. La respuesta de la comunidad fue clara y contundente: “si se quieren ir, que se vayan”.
Ninguna institución debería estar por encima de los principios de equidad y justicia tributaria. Si su permanencia en la ciudad depende de privilegios oscuros, quizás no merece estar aquí. La ciudadanía ya no tolera más acomodos, amiguismos ni pactos silenciosos.
Los vecinos que participaron de la audiencia exigieron respuestas concretas, auditorías imparciales y una política fiscal justa, donde todos –sin excepción– aporten lo que les corresponde.
