
Durante la sesión ordinaria celebrada ayer en el Concejo Deliberante de Valle Hermoso, uno de los puntos más sensibles fue el fuerte reclamo que comerciantes locales vienen manifestando desde hace tiempo: el municipio no invierte en el pueblo ni prioriza a los proveedores locales.
La crítica fue clara y directa.
Comerciantes de distintos rubros denunciaron que, cada vez que la Municipalidad necesita comprar insumos, ya sea para el comedor municipal o para obras públicas, elige hacerlo en ciudades como Córdoba o a través de proveedores externos, dejando completamente de lado a quienes trabajan y tributan dentro de Valle Hermoso.
Un caso que encendió especialmente la indignación fue la reciente compra de materiales para finalizar aulas escolares, proyecto para el cual el municipio recibió varios millones de pesos. A pesar de que un comerciante local presentó uno de los presupuestos más accesibles y competitivos, la Municipalidad optó por contratar a un proveedor cordobés.
Los comerciantes expresaron que esta política municipal no solo es injusta, sino que representa un golpe directo a la economía regional y al desarrollo del propio pueblo. “¿De qué sirve que tengamos nuestros comercios si ni siquiera el estado local nos elige?”, expresaron algunos vecinos en redes sociales, sumándose al enojo generalizado.
Lo que resulta aún más preocupante es que este patrón de gasto externo se repite en diferentes áreas: compras para el comedor, contratación de servicios, adquisición de insumos… Siempre con la misma lógica: ignorar lo que el pueblo tiene para ofrecer.
Durante la sesión, tanto el oficialismo como la oposición coincidieron, por primera vez en mucho tiempo, en que esta situación debe cambiar. La presión fue tan contundente que ambos bloques acordaron trabajar junto con los comerciantes en la elaboración de una ordenanza.
En la próxima sesión se presentarán tres propuestas (una por cada sector: oficialismo, oposición y comerciantes), y se evaluará una ordenanza que priorice la compra y contratación de bienes y servicios dentro del pueblo.
Sin embargo, la pregunta de fondo persiste: ¿por qué este tipo de medidas se discuten recién cuando hay presión social y no como una política habitual del municipio? ¿Qué sentido tiene tener representantes locales si no defienden a quienes viven y trabajan en Valle Hermoso?
Esto no es solo una cuestión de presupuestos, sino de sentido común y de compromiso real con el desarrollo del pueblo. Un municipio que compra fuera lo que puede adquirir dentro, está dejando claro cuáles son sus prioridades. Y hoy, a la vista de todos, esas prioridades no parecen estar con la gente.
