
La compra conjunta de luminarias genera dudas entre vecinos que exigen acciones más urgentes en salud y seguridad.
Las municipalidades de Villa Giardino y Valle Hermoso celebraron recientemente un convenio de cooperación para la compra conjunta de luminarias con el objetivo, según declararon, de “optimizar recursos y mejorar el alumbrado público”. El acuerdo contempla la adquisición de 1.000 lámparas de 40 watts y 200 lámparas LED de 150 watts, que serán distribuidas entre ambas localidades.
Desde las redes sociales oficiales, los municipios destacaron que este tipo de iniciativas “fortalece el trabajo colaborativo entre localidades vecinas, mejora los servicios y permite un uso más eficiente de los fondos públicos”.
Sin embargo, la reacción de muchos vecinos ha sido de escepticismo y crítica. Aunque no cuestionan el valor del alumbrado público, varios ciudadanos expresaron su preocupación respecto a las prioridades de inversión, especialmente considerando la crítica situación de la salud pública en la región y el estado del hospital de La Falda, que presta servicios a gran parte del Valle de Punilla.
“Está bien que se iluminen las calles, pero la mayoría de las lámparas se concentran en las zonas céntricas. ¿Qué pasa con los barrios periféricos que siguen a oscuras? ¿Y con las promesas de reforzar la seguridad?”, se preguntó una vecina en redes sociales.
En ese sentido, otra demanda pendiente que fue señalada por habitantes de Valle Hermoso apunta a la falta de cámaras de seguridad y del centro de monitoreo que, según indican, fue prometido públicamente por el intendente en enero de este año. Hasta el momento, no hay avances concretos ni informes de progreso sobre ese compromiso.
El contraste entre lo anunciado y lo ejecutado ha despertado críticas sobre la gestión de prioridades en ambos municipios. Si bien no se cuestiona la legalidad ni la lógica de la compra conjunta, el reclamo vecinal gira en torno a la falta de atención a temas estructurales, como la salud y la seguridad, que afectan directamente la calidad de vida de la población.
Desde una mirada más amplia, la cooperación intermunicipal es bienvenida y necesaria en un contexto de restricciones presupuestarias. Sin embargo, el desafío está en lograr un equilibrio entre las gestiones visibles —como el alumbrado— y aquellas que, aunque menos llamativas, resultan vitales para el bienestar general.
A la espera de respuestas concretas, la comunidad se pregunta: ¿cuándo llegará la luz a los temas que realmente duelen?
