
Una vez más, los medios de comunicación del Valle de Punilla muestran su verdadera cara. Y no hablamos de un desliz ocasional ni de una simple diferencia editorial. Hablamos de una tendencia cada vez más preocupante: la de ponerse sistemáticamente del lado de los municipios, aunque eso implique desprestigiar, ridiculizar o invisibilizar a los vecinos que alzan la voz para defender derechos básicos como la salud, el agua o la seguridad.
Hoy, el reconocido medio regional TDC publicó una editorial cargada de críticas contra ciudadanos que participaron activamente en una reciente audiencia pública en La Falda, donde se discutió el destino del Hospital Municipal. En lugar de destacar el valiente y legítimo reclamo de los vecinos autoconvocados, el medio optó por un tono casi despectivo, deslegitimando sus intervenciones y sembrando sospechas sobre sus motivaciones.
«Vecinos que hablan a título personal, desdibujando el rol de voceros de los vecinos autoconvocados directamente, cuestionando la falta de respuestas transparentes del ejecutivo municipal y calificándolos de oscuros», señala textualmente la nota de TDC.
¿Desde cuándo un medio de comunicación le exige a los ciudadanos que se identifiquen como «voceros oficiales» para poder hablar en una audiencia pública? ¿Acaso no es justamente en esos espacios donde los vecinos tienen derecho —y el deber cívico— de expresarse libremente sobre los temas que los afectan? ¿Desde cuándo cuestionar al poder es visto como algo sospechoso, oscuro o impropio?
Este tipo de redacciones no solo demuestran una preocupante alineación con el discurso del poder político, sino que además atentan contra los principios básicos del periodismo: la independencia, la pluralidad de voces y el compromiso con la verdad.
Cuando el periodismo se arrodilla
Llama la atención cómo algunos medios de Punilla, y particularmente TDC, parecen haber olvidado su rol social. En lugar de ser un contrapeso del poder, se convierten en amplificadores del discurso oficial. Y no por casualidad: todos sabemos que muchos de estos medios dependen económicamente de la pauta oficial. La famosa «publicidad institucional», que debería ser distribuida de forma equitativa y transparente, termina siendo un arma de manipulación: se otorga a medios obedientes y se retira a quienes se atreven a cuestionar.
Este no es un fenómeno nuevo, pero se ha vuelto cada vez más evidente. La Falda no es una excepción. En los últimos años, el municipio ha sabido «tratar» a varios medios, ofreciéndoles acceso privilegiado, dinero en publicidad o espacios de difusión a cambio de un trato favorable. ¿Cómo no va a generar sospechas que justo cuando crece la indignación vecinal por el deterioro del sistema de salud pública, algunos medios salgan a defender al Ejecutivo y a atacar a quienes protestan?
Cortar un video no es tergiversar
TDC también arremetió contra medios y vecinos que difundieron fragmentos de la sesión ordinaria del Concejo, acusándolos de «reeditar» el material y de «desdibujar la gestión de presentación del proyecto». Pero aquí hay que ser claros: luego de una revision de muchos videos publicados por medios y vecinos, hemos podido verificar que no se manipuló ningún contenido. Muchas personas recortaron videos para compartir los momentos más relevantes, con las intervenciones más contundentes de los vecinos. Se hizo lo que cualquier comunicador o ciudadano con sentido común haría: amplificar los mensajes claves, sin alterar ni una palabra del contexto.
Decir que eso es tergiversar la información es una acusación falsa y malintencionada. Y lo que es más grave: ignora por completo el impacto positivo que estos videos tuvieron. Cientos de vecinos de La Falda y de otras localidades del valle vieron esos fragmentos, se informaron, compartieron sus opiniones y se solidarizaron con el reclamo por una salud pública digna. ¿Eso es desinformación o es participación ciudadana?
La verdadera oscuridad
En un momento tan crítico como el que vivimos, donde la salud pública atraviesa una crisis evidente, resulta indignante ver a ciertos medios más preocupados por cuidar la imagen del intendente que por informar con honestidad. ¿Dónde está su profesionalismo? ¿Dónde quedó el compromiso con la verdad, con la comunidad, con el bien común?
No es casualidad que cada vez más ciudadanos opten por informarse en medios alternativos, en redes sociales, en grupos vecinales. Porque allí encuentran lo que ya no ven en muchos medios tradicionales: voces genuinas, datos reales, denuncias valientes y una mirada crítica.
El periodismo que se calla ante el poder o, peor aún, que lo defiende a costa de los intereses del pueblo, no es periodismo. Es propaganda. Y como tal, debe ser señalado.
Desde este espacio seguiremos dando voz a los vecinos. Seguiremos difundiendo lo que otros callan y publicando las notas que nos envían con sus descargos. Porque creemos que los medios están para defender a la gente, no para rendirle pleitesía al poder de turno.
