
Valle Hermoso y otras localidades del Valle de Punilla enfrentan una preocupante estrategia que va mucho más allá de la inseguridad cotidiana. Vecinos y referentes comunitarios denuncian que se está llevando a cabo un vaciamiento sistemático de la fuerza policial, dejándola sin móviles, sin recursos y sin el personal necesario para brindar una respuesta efectiva ante las emergencias.
Pero lo más grave es que esta situación no sería fruto del abandono o de la casualidad, sino parte de una estrategia planificada que busca generar una sensación de desprotección generalizada en la población. ¿La razón? Crear las condiciones necesarias para imponer un modelo de «seguridad alternativa»: el sistema Ojos en Alerta.
Este sistema, ya implementado en ciudades como La Falda, ha demostrado ser ineficiente, inseguro y excesivamente costoso para los vecinos, que terminan financiando un modelo de vigilancia basado en mensajes de WhatsApp que no reemplaza la presencia ni el accionar de una verdadera fuerza de seguridad.
¿Dónde queda la policía?
La pregunta clave que muchos se hacen es: ¿Qué lugar ocupa la policía en esta nueva estructura de seguridad?
En lugar de fortalecerla con más móviles, equipamiento y capacitación, se la debilita intencionalmente, desplazándola para dar lugar a un modelo de seguridad tercerizado, que no cuenta con la legitimidad ni la efectividad que exige la situación actual de nuestras comunidades.
La trastienda de la nueva Ley de Seguridad Provincial
A esto se suma un hecho reciente: la adhesión de Valle Hermoso a la nueva Ley de Seguridad Provincial, aprobada mediante ordenanza municipal. Como parte de esta adhesión, el pasado martes las Áreas de Inspección General y Seguridad Ciudadana participaron de una capacitación para Guardias Locales organizada en La Falda, bajo la dirección del Ministerio de Seguridad de Córdoba.
En ese mismo contexto, el intendente Daniel Spadoni firmó un convenio con la Provincia, por el cual se comprometen a enviar recursos al área de Seguridad del municipio.
“Junto al equipo de Seguridad Ciudadana e Inspección, participamos en la localidad vecina de La Falda del curso de capacitación y formación que brinda el Ministerio de Seguridad a todos los que hemos sido convocados. En este marco, acabo de firmar el convenio donde la Provincia se compromete a enviar los recursos necesarios para el Área de Seguridad de Valle Hermoso”, declaró el mandatario.
Pero aquí surge otra pregunta clave:
¿Por qué los municipios no informan claramente a la comunidad que adherir a la nueva ley de seguridad implica como eje central la implementación del sistema Ojos en Alerta?
¿Por qué no se le consulta a la población si está de acuerdo con reemplazar a la Policía por una red de vigilancia civil mal organizada y sin respaldo real?
¿Por qué la Provincia prefiere destinar recursos a capacitar personal municipal en lugar de invertir en fortalecer a la policía, dotarla de patrullas, radios, chalecos, combustible y agentes formados?
Vecinos se oponen: “No queremos Ojos en Alerta”
Vecinos de calle Hermoso y otras zonas del pueblo han comenzado a expresar abiertamente su oposición.
“No queremos más parches ni simulacros de seguridad. Queremos policías, patrulleros, presencia real. No una app de WhatsApp que nadie responde”, expresó una vecina de la zona.
El sistema Ojos en Alerta no ha resuelto el problema de inseguridad en La Falda, pero sí ha representado un gasto enorme para los contribuyentes, que deben sostener una estructura duplicada e ineficiente mientras la policía —la verdadera fuerza encargada de protegernos— es dejada de lado.
Una estrategia peligrosa que le llena los bolsillos a unos pocos.
Lo que está ocurriendo en Valle Hermoso y en todo Punilla es grave. Se está construyendo un nuevo modelo de seguridad sin transparencia, sin participación ciudadana y con fines más políticos que sociales.
Mientras tanto, la verdadera seguridad —la que protege, la que actúa, la que arriesga su vida— está siendo desmantelada.
¿Hasta cuándo vamos a permitir que se juegue con la tranquilidad de nuestros barrios?
¿Por qué se nos impone un sistema que ya fracasó en otros lugares?
¿Quién gana realmente con esta inseguridad planificada?
Es momento de que la comunidad exija respuestas, claridad y sobre todo, decisiones que respondan a la necesidad real de seguridad y no a negocios disfrazados de soluciones.
